DOMINGO TRIGÉSIMO TERCERO
Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo
según san Marcos (Mc 7, 31-37)
Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de
Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis.
Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las
manos. Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en
las orejas y con su saliva le tocó la lengua. Después, levantando los ojos al cielo,
suspiró y le dijo: «Efatá», que significa: «Ábrete». Y en seguida se abrieron sus
oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente.
Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más
insistía, ellos más lo proclamaban y, en el colmo de la admiración, decían: «Todo
lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos».
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REFLEXIÓN: "Todo lo ha hecho bien..."
...pues es ejemplo de cómo actuar. Ejemplo de ser verdaderas personas.
Dios nos creó, primero. Nos acompañó en nuestra evolución. Y luego vino a enseñarnos cómo vivir.
A enseñarnos el poder de la fe, esperanza, el amor. Cómo esas cosas son verdadera conducta, verdadero poder y la verdadera felicidad. La verdadera humanidad.

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