domingo, 17 de mayo de 2015

DOMINGO SÉPTIMO DE PASCUA

Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo
según san Juan (Jn 17, 11-19)

A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús levantó los ojos al cielo, y oró diciendo:
Padre santo, cuídalos en tu Nombre que me diste
para que sean uno, como nosotros.
Mientras estaba con ellos,
Yo los cuidaba en tu Nombre que me diste;
los protegía
y no se perdió ninguno de ellos,
excepto el que debía perderse,
para que se cumpliera la Escritura.
Pero ahora voy a ti,
y digo esto estando en el mundo,
para que mi gozo sea el de ellos
y su gozo sea perfecto.
Yo les comuniqué tu palabra,
y el mundo los odió
porque ellos no son de este mundo,
como tampoco Yo soy del mundo.
No te pido que los saques del mundo,
sino que los preserves del Maligno.
Ellos no son del mundo,
como tampoco Yo soy del mundo.
Conságralos en la verdad:
tu palabra es la verdad.
Así como Tú me enviaste al mundo,
Yo también los envío al mundo.
por ellos me consagro,
para que también ellos
sean consagrados en la verdad.

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REFLEXIÓN: Ser unos con Jesús, como Jesús es uno con Dios Padre: la Iglesia.

Jesús vino a fundar una Iglesia, la misma que perdura. Estaba tan unido al padre, como lo está hoy la Iglesia unida al hijo.

Misa tras misa celebrada, Jesús nos alimenta el alma e invade con sus gracias. De a poquito, claro... debemos recibirlo muy despacito, pues se trata del mismísimo Dios: padre, hijo, espíritu santo.

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