TERCERA SEMANA DE PASCUAS
Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo
según San Juan (6,22-29):
Después de que Jesús alimentó a unos cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el agua. Al día siguiente, la multitud que se había quedado en la otra orilla vio que Jesús no había subido con sus discípulos en la única barca que había allí, sino que ellos habían partido solos.
Mientras tanto, unas barcas de Tiberíades atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan, después que el Señor pronunció la acción de gracias.
Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo llegaste?".
Jesús les respondió: "Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse.
Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello".
Ellos le preguntaron: "¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?".
Jesús les respondió: "La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado".
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REFLEXIÓN: "No basta con creer..."
...como dicen los Protestantes: "Basta con Creer y con la Biblia".
Lo cierto es que hacer la voluntad de Dios claramente implica obras, y que la Biblia no es lo único en que basarse.
La Biblia no es la única obra escrita por la Iglesia Católica. El Espíritu Santo también inspiró su tutela e interpretación durante miles de años.
Versículos como este, interpretados por hombres y en solitario, prestan a confusión. La "Progresión de la Revelación" es uno de los principios que sólo la Iglesia de Jesús provee.

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