domingo, 18 de octubre de 2015

DOMINGO VIGÉSIMO NOVENO

Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo
según san Marcos (Mc 10, 42-45)

Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes saben que aquéllos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud.

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REFLEXIÓN: El mismo Dios no vino para ser servido...

Si el mismísimo Rey, Dios, del mismísimo universo tiene humildad, cuánto más debemos nosotros. Nosotros que somos tan soberbios...

Es que la verdadera grandeza es servir; a quién realmente le sobra puede dar. Quien mezquina su tiempo, persona, amor o cosas, es esclavo de esa mezquindad y no sabe vivir.

La persona realmente rica, poderosa y rey de sí misma es dadivosa. Como Dios, que dió su vida hecho hombre para ejemplificarnos la verdadera entrega al padre.

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