domingo, 14 de junio de 2015

SOLEMNIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo
según san Juan (Jn 19, 31-37)

Era el día de la Preparación de la Pascua. Los judíos pidieron a Pilato que hiciera quebrar las piernas de los crucificados y mandara retirar sus cuerpos, para que no quedaran en la cruz durante el sábado, porque ese sábado era muy solemne.
Los soldados fueron y quebraron las piernas a los dos que habían sido crucificados con Jesús. Cuando llegaron a él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua.
El que vio esto lo atestigua: su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean.
Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura que dice: No le quebrarán ninguno de sus huesos. Y otro pasaje de la Escritura, dice: Verán al que ellos mismos traspasaron.

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REFLEXIÓN: El testimonio que es Jesús.

Testimonio de Dios como ningún otro. ¿Cuánto de su incomparable vida quedó afuera de los evangelios que conocemos? ¿Cuántos milagros, parábolas? Él fue el milagro...

...y él lo sigue siendo a diario, con la eucaristía. Él nos alimenta el alma. Llena nuestra vida también de milagros, palabras santas... de su santo ser. Quien vive en su gracia, vive rebozando esto.

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